sábado, 5 de junio de 2010

Los más apocalípticos predecían, en el inicio de la crisis, la caída del capitalismo, el fin de una era. A día de hoy, ni tan siquiera se ha llegado a unos mínimos para regular los mercados financieros. El impedimento más importante parte del propio entramado financiero, conectado a nivel mundial.

Hoy más que ayer, los propios mercados financieros son los que dictan las normas en los paises, los que llevan la batuta que permite orquestar las medidas de austeridad de los distintos gobiernos estatales. Su arma, la deuda. Con un solo golpe de especulación sobre la deuda, son capaces de hacer temblar la economía de todo un país, provocando reuniones de urgencia en la propia unión europea, con implicación del propio BCE.

viernes, 14 de mayo de 2010

Breve historia de la crisis

La crisis en este país, como todos ya sabemos, tiene doble origen. Por una parte una crisis financiera extendida en la mayor parte de los paises desarrollados. Por otra parte, una burbuja inmobiliaria que ha estallado como consecuencia de la crisis financiera.

La crisis financiera surgió el día en el que a unos cuantos inversores iluminados se les ocurrió mirar que contenian ciertos productos financieros. Encontraron que aquello que habían comprado, o bien aquello que estaban vendiendo no era mas que basura financiera, hipotecas o fragmentos de hipotecas cuyos propieratios eran más que insolbentes, las subprime. Llegados a este punto, una vez abierta la manzana podrida, los gusanos empezaron a salir por todas partes, contagiando los mercados financieros. Esto produjo caidas como la de Lemman brohters, un gigante de las finanazas. El contagio fue global, pues las estructuras económicas que soportan los mercados están ramificadas por todo el mundo. Esto provocó una merma de la confianza del inversor. Ahora el inversor miraba con más detalle lo que se iba a comprar o vender. Esta desconfianza se extendió por los bancos. Cada banco desconfiaba de su progimo. En ese rifi-rafe de desconfianza apareció un problema que ya subyacía desde hace años, el sobre-endeudamiento. En años de bonanza económica, las lineas de credito se habían extendido, motivando la cultura del consumo.

La consecuencia de la crisis financiera: reducción de las lineas de credito provocadas por la desconfianza. Esto a su vez se ha extendido en la sociedad mediante el cierre de empresas que se alimentaban de credito, generando a su vez pérdida de puestos de trabajo. El goteo de empresas ha sido continuo y más en el sector de la construcción, lamentable motor económico de la España del siglo XXI.

Los estados, desbordados por la crisis y el aumento del paro, se han visto obligado a actuar. Sin embargo, no han buscado la raíz del problema. Se han limitado a cerrar heridas, inyectando ingentes cantidades de dinero a los bancos para abrir el grifo del credito. A nuestro país hay que añadir la absurda ayuda a los constructores para alargar su agonía con el Plan E. En definitiva, los estados se han endeudado, han tirado de los presupuestos, inflando el deficit presupuestario. Así que ahora la crisis ha cambiado de actor, ahora ya no son los bancos los que pueden quebrar, ahora son los estados!!!

El paro ha crecido, estancándose en un 20% de la población activa, los bancos mantienen el grifo de credito cerrado por desconfianza de los malos momentos. Y para culminar la escena, los estados endeudados hasta las cejas y con los inversores-especuladores, probablemente los mismos a los que en su momento prestó dinero, acechando su cuello.

Bienvenido a la depresión española del siglo XXI.........

domingo, 14 de marzo de 2010

Hablaban de años de bonanza, de años prósperos pero la realidad de aquél momento era bien distinta. En esa época se hablaba de un crecimiento del PIB muy por encima de la media europea....por encima de Francia o Alemania? Ciertamente extraño pero las estadísticas no engañaban. Sin embargo detrás de las estadísticas se escondía una gran burbuja, invisible para aquellos que en aquél momento tenían los bolsillos llenos. La burbuja, una vez reventada, ha pasado a llamarse burbuja inmobiliaria o del "ladrillo".

La tendencia más simplista para explicar nuestra crisis es culpar al ladrillo. Sin embargo, sólo hay que preguntarse quién alimentó esa burbuja para descubrir las verdaderas raíces del problema: la cultura del consumo y el endeudamiento.

El consumo, visto desde su definición mas primitiva, es necesario. Consumo es equivalente a producción y por tanto a crecimiento y creación de empleo. Sin embargo, cuando el consumo es irresponsable, es decir, está cargado de deuda, entonces se convierte en un problema. La relación consumo-deuda ha sido el gran colchón que ha permitido, durante muchos años, que la burbuja se expandiese. Aquí entran en escena dos actores. Por una parte, los bancos, que se han lucrado y han infundido en la sociedad la frase "todos podemos comprar todo". Esto les ha permitido abrir su mercado de préstamos a castas sociales que, por sus limitaciones económicas, antes nunca habrían podido acceder a un préstamo. Y aquí entra el segundo actor, familias que con recursos económicos limitados (empleos temporales, baja cualificación, precariedad) han jugado a la ruleta rusa del consumo irresponsable, sobre-endeudando sus cuentas.